martes, 10 de agosto de 2010

ÉTICA??? DE QUÉ ME HABLÁS???

Qué más se puede decir respecto de esta cuestión que no esté dicho. La fenomenal impunidad que rodea a esta administración y que no es precisamente una sensación, es la que permite que estos sujetos hagan las cosas que hacen. Los Recalde despachando vuelos para SUS AMIGOS a ver partidos de fútbol en el exterior o para vacacionar en el Caribe, los Granados adueñándose del ORSNA primero y ahora de la Autoridad Nacional de Control de Aviación y Aníbal..., el pícaro Fernández, encaramado en lo más alto del Poder, es todo terreno, es todo...
 
 

Aníbal Fernández y el fútbol

No es ético que el jefe de Gabinete ejerza, al mismo tiempo, la vicepresidencia del club Quilmes

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Martes 10 de agosto de 2010 | Publicado en edición impresa de La Nación
 
Desprejuiciosamente, el titular de la Jefatura de Gabinete, Aníbal Fernández, aceptó ser candidato a la vicepresidencia del club Quilmes y, una vez que la fórmula que integró junto con José Luis Meiszner ganó ampliamente las elecciones, asumió su cargo en medio de la algarabía de sus partidarios.

Este compromiso dirigencial es irreconciliable con las funciones inherentes al ejercicio de su cargo institucional.

La sensibilidad de Fernández ya había quedado una vez más en evidencia cuando hace un par de días calificó, mediante el sistema Twitter, de "politiquería" las legítimas demandas de seguridad y justicia generadas por la muerte de Isidro, víctima del asalto en que su madre, en ese momento aún embarazada, fue baleada por un motochorro.

Ahora, el jefe de Gabinete ni se inmutó por las críticas negativas a que dio lugar su flamante posición en el seno de la comisión directiva de un club de la división mayor de nuestro fútbol.

Replicó, con su habitual destemplanza y autoritarismo, que toda su vida ha sido socio y simpatizante de Quilmes y que no admite reparos ni cuestionamientos por su nueva función.

Una tácita norma profundamente arraigada en nuestra sociedad y en la de otros países no admite otra ocupación, rentada o no, para los funcionarios y los magistrados judiciales, salvo la docencia.

Basta con leer la Constitución Nacional, en la cual están expresamente consignadas la naturaleza y tareas de la Jefatura de ministros, para sospechar que si por algún motivo Fernández tuviera que ocupar la presidencia de Quilmes, se las vería en figurillas para compatibilizar ambas responsabilidades. Pero ésa no sería la única objeción, porque existe otra que, incluso, es de mayor envergadura.

Ya ha sido radicada en la Justicia la denuncia de un particular que interpreta que el club Quilmes recibe, igual que los demás clubes de primera división, recursos provenientes del programa de televisión denominado Fútbol para todos, controlados por el propio jefe de Gabinete, quien ha sido, asimismo, uno de sus más encendidos promotores.

Esto, consideró el denunciante en su escrito, lo ubicaría "en las dos puntas" de una situación en la cual están en juego importantes intereses.

Esa observación fue compartida por la legisladora Silvana Giudici, para quien la incompatibilidad es manifiesta. A su turno, el ex fiscal Manuel Garrido estimó que la doble función no implica en sí un delito, pero que si Fernández ejerciese ambos cargos al mismo tiempo corría el riesgo de incurrir en uno de los casos previstos por la ley de ética pública.

Y ética es, precisamente, el término que aquí está en juego, y en la Argentina de hoy no se trata de un término menor.

El artículo 41 del Código de Etica expresa que "a fin de preservar la independencia de criterio y el principio de equidad, el funcionario público no puede mantener relaciones ni aceptar situaciones en cuyo contexto sus intereses personales, laborales, económicos o financieros pudieran estar en conflicto con el cumplimiento de los deberes y funciones a su cargo".

Etica. Una palabra que casi siempre no se concilia, en todo o en parte, con las actitudes y conductas vinculadas con la política. Importantes segmentos de la sociedad interpretan que la presente es una inmejorable oportunidad para que el ministro Fernández demuestre que a él no le cabe ese juicio negativo.

 

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