martes, 12 de abril de 2011

LA DESORGANIZACIÓN DEL FÚTBOL ARGENTINO SIGUE CASTIGANDO A LA GENTE

La decisión de prohibir la concurrencia de público a los partidos de categorías del ascenso del fútbol argentino fue tomada a mediados de 2007 y por un plazo de seis meses, hasta que se cumpliera con algunas obras de infraestructura que garantizasen la convivencia de ambas parcialidades en condiciones normales. Luego vino el cambio de gestión, particularmente en la provincia de Buenos Aires y de la mano de la inoperancia del Secretario Ejecutivo del COPROSEDE, Crio. Mayor Rubén Pérez con la complicidad de Julio Grondona, la medida lleva casi cuatro años de vigencia. Ahora lo que es peor parece que también se extenderá a los partidos de la priemra división. En otras palabras, los "responsables" de los organismos de seguriedad nos siguen demostrando que no tienen la más remota o elemental idea para tratar de mejorar esta situación. Siempre el castigado es el público normal, la gente de bien que quiere disfrutar de la genuina fiesta del fútbol; estas medidas y los ineptos que las aplican, demuestran su desprecio por nosotros, todos los hinchas de fútbol que no tenemos con el fútbol negocios sucios, ni de los otros.

Carlos Rodríguez Duval
Estadios: manchas de vacíos Una imagen prototípica se congela en los estadios de futbol: a la eterna escenografía de público apiñado con sus vivencias de hinchas en espectáculos probadamente convocantes, les han brotado manchas de cemento, descoloridas gamas de escalones vacíos. Pasará en el Racing-Independiente próximo, como en tantos otros partidos, en mayor o menor grado.

La rivalidad que alimenta la pasión popular agota los sectores disponibles del estadio pero indefectiblemente son vaciados de facto. Argumentos: el organismo respectivo, por seguridad; de parte del club local, por no ceder más ni menos que las entradas que le otoga el rival cuando es local. Todo decidido a pesar de que habrá lugar. Un desperdicio.

El tema se extiende a casi todos los casos. En el de Boca, pasa que quita una bandeja a los visitantes y le deja otra con 4.500 para no dejar afuera a su caudaloso padrón societario. Ha significado un límite que tentó al contagio.

Así, esas manchas de vacío humano pueden aparecer si el rival no los cubre. O si algunos socios no van. En el clásico de Avellaneda, Racing denegó el pedido del Rojo de que aparte de su lugar de visitante (3.500), le ceda otro, en la bandeja inferiore, anulado por el Coprosede. Como Independiente no le da más que esa cifra en su estadio porque no contempla otro sector para el visitante, entonces surge una aspiración de la Academia: en el futuro podría darle esa porción extra si a su turno, su rival resignara algo de su espacio de local.

Un estadio, como obra arquitectónica, prevé su plan de necesidades, el usuario, la funcionalidad, y el entorno. En estos casos del fútbol, el dueño es cada vez menos hospitalario con el huésped.

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